Nos cuentan que...



Borjamari dejó de escribir su blog porque le salió un clon. Al verse ante su espejo, incapaz de publicar una de sus narcisistas críticas, sintió enojo y frustración. Decidió, en ese momento, cerrar el blog aunque no suprimirlo. La gran obra debía quedar para la posteridad ciberespacial.

Ahora, según las lenguas viperinas, se dedica a ganar pasta gansa con los grandes conocimientos adquiridos. No hay quien falta en afirmar que se ha retirado a la vida hogareña y, por fin, ha resuelto pegar sello y ganarse la vida con el sudor frío de su frente provocado por el climatizador de la oficina.

El espíritu bloguero de Borjamari amenaza continuar la narración de la saga de sus aventuras.